Hace décadas las actitudes prejuiciosas eran muy distintas. No sólo más personas mostraban prejuicios (raciales, sexuales, etc…) más fuertes, sino que no era tan mal visto tenerlos. La gente no tenía problema en responder que no permitirían que su hija se casara con un negro, o que su hijo fuera homosexual. Los tiempos han cambiado. Por suerte, los prejuicios y odios disminuyen y tiende a considerarse la tolerancia y la inclusividad como valores positivos. Obviamente, los bigots siguen existiendo y los grupos de presión siguen en contra de la igualdad de derechos en muchos casos. Pero es innegable que el zeitgeist es muy distinto del de hace 60 años, cuando el matrimonio interracial estaba prohibido en EE.UU., en Argentina no existía el divorcio y la simple idea del matrimonio homosexual era impensable.
Pero, ¿qué tan prejuiciosos somos actualmente? La respuesta es que es difícil saberlo. Así como antes era completamente aceptable reconocer los propios estereotipos y odios con orgullo, ahora existe una presión social que nos impide demostrarlos. Es por eso que las encuestas y cuestionarios no son herramientas ideales para medir el grado de intolerancia de una sociedad y es un problema porque genera un punto ciego; muchas veces, ni el propio sujeto se da cuenta de sus prejuicios internos. Los psicólogos han desarrollado varios métodos y experimentos que sirven para acceder a estos pensamientos inconscientes. Por ejemplo, se le puede pedir que mire una película y tiene que elegir dónde sentarse a verla, al lado de un negro o un blanco (cada silla con su propio televisor). Lo importante de la prueba es en dónde prefiere sentarse, todo lo demás es una pantalla de humo.
Los estudios muestran que muchas veces existe una disparidad entre lo que la persona hace y el nivel de racismo que demuestra en un cuestionario. También muestra que, en algunas sub-poblaciones, existe una sobrecompensación. Si se le decía que en cada televisor pasaban películas diferentes, el sujeto dejaba florecer sus actitudes raciales pero las justificaba con razones externas: “Prefería esa película a la otra”. Pero cuando todos los televisores daban la misma película, aparecía una mayor tendencia a sentarse al lado del negro (mayor que 50%). Esto se explicaría porque el sujeto no quiere parecer racista.
Existe otra forma de medir los prejuicios, o más específicamente, las preferencias. Y es el Test de Asociación Implícita (IAT por sus siglas en inglés) En una pantalla se muestran dos conjuntos (Bueno y Malo), aparecen palabras que pertenecen a uno u otro y el sujeto debe asignarlas rápidamente. Luego se hace lo mismo pero con las categorías que se quiere comparar (Negro y Blanco, por ejemplo). Finalmente se hace lo mismo pero asociando cada conjunto con cada categoría; por ejemplo, Bueno se pone del mismo lado que Blanco y Malo con Negro y en la pantalla aparecen palabras buenas o malas o gente blanca o negra. Uno tiene que decidir si lo que aparece pertenece al conjunto “Bueno o Blanco”, o al “Malo o Negro” y, más tarde si pertenece al conjunto “Bueno o Negro”, o al “Malo o Blanco”. El nivel de preferencia se establece midiendo el tiempo de reacción. Una persona que prefiere Blanco a Negro va a tardar un poco más en asociar una palabra buena al conjunto “Bueno o Negro” y viceversa.
Existe una página en la que uno puede hace un IAT. Project Implicit permite formar parte de un estudio de preferencias que no sólo sirve para conocerse a sí mismo, sino que ayuda a la investigación psicológica. Desde su nacimiento en 1998, fueron completados más de 4 millones y medio de tests y permite medir las preferencias y prejuicios acerca de más de 90 temas. El tema es asignado al azar si uno participa en el estudio, pero se puede tomar un test de demostración en el que se puede elegir entre 14 temáticas como Racismo, Armas, Sexualidad y Religión.
Yo lo tomé y me tocó sobre Tabaquismo. La comparación es entre imágenes de cigarrillos y formas geométricas. En la página de resultados me dice:
“Your data suggest a moderate automatic preference for SHAPE compared to SMOKING.”
“Tus resultados muestran una preferencia automática moderada hacia FORMA en vez de FUMAR”
No es muy sorprendente para mí ya que me da asco ver gente fumando y jodoa mis amigos para que dejen el cigarrillo. Pero luego tomé el test de prueba Racial (ver video). Los resultados mostraron que tengo una preferencia moderada hacia los european american comparada con los african american. Lo cual es incongruente con mis ideas de igualdad de derechos y todo lo que yo creo y sostengo sobre el racismo
En el templo de Delfos había una inscripción “Nosce te ipsum”, “Conócete a tí mismo”. Hace miles de años que entendemos que el autoconocimiento es tan importante como difícil de conseguir. Los avances en la psicología científica nos permiten exactamente eso. Si somos inteligente, vamos a aprovecharlo para lograr una sociedad más igualitaria y tolerante; si no, estamos condenados a luchar contra un enemigo invisible.