Thursday 4 February 2010

Comatosos y religiosos.

Los medios de comunicación masivos no son de fiar cuando se trata de artículos científicos. No es raro que las noticias se distorsionen para lograr un impacto mayor, el periodista malinterprete los resultados o los exagere. Aún menos confianza hay que tenerles a los medios de comunicación con ideologías anticienfícias. En este caso, InfoCatólica publica una entrada con el engañoso título “Publican un estudio que asegura que los enfermos en estado vegetativo tienen cierta consciencia”. Si leemos un poco la nota, sin embargo, podremos ver el truco:

Cinco de los 54 sujetos en estado vegetativo fueron capaces de modular de forma intencionada la actividad cerebral

Cereeeeebros. Me pregunto cómo un estudio que muestra signos de actividad cerebral en 5 de 54 pacientes con diagnóstico de estado vegetativo se convierte en "Publican un estudio que asegura que los enfermos en estado vegetativo tienen cierta consciencia". Y peor aún, el artículo es acompañado por una foto de Terri Schiavo.

El paper en cuestión es legítimo y uno de sus autores, Dr. Steven Laureys es un respetado neurólogo que viene investigando el tema de los pacientes comatosos hace años. Es el mismo que se vio ligado al caso de Rom Houben, un belga que luego de un accidente de tránsito fue diagnosticado con EVP (Estado Vegetativo Persistente) y luego re-diagnosticado cuando Dr. Laureys y su equipo descubrió signos de actividad cerebral. Como en esa vez, ahora también los grupos anti-eutanasia van a tratar de interpretar los resultados como justificación de su agenda política.

El estudio distorsionado

El estudio en sí es bastante interesante y un buen análisis puede leerse (en inglés) en Neurológica, el blog del Dr. Steven Novella. En resumen, los autores usaron fMRI para medir la actividad cerebral de 54 pacientes, 23 de los cuales se encontraban en EV (Estado Vegetativo) y 31 en un EMC (Estado de Mínima Consciencia) y 16 sujetos sanos como controles. A todos se les pedía que se imaginaran parados en una cancha de tenis o caminando por una ciudad conocida y se medía la actividad en las partes del cerebro dedicadas a la actividad motora y espacial respectivamente.

De los 54 pacientes, se identificaron 5 que podían responder “correctamente”. De éstos, 4 habían sido diagnosticados en EV y 1 en EMC. Lo más impresionante fue que uno de los pacientes pudo responder a preguntas de si/no usando las situaciones imaginarias como las respuestas. Por ejemplo, a la pregunta “¿Tu padre se llama Alexander?” respondió “sí” con actividad en la parte motora; y a la pregunta “¿Tu padre se llama Thomas’” respondió “no” con actividad en la parte espacial. En total, respondió correctamente 5 preguntas, la sexta dando resultados ambiguos. De los 4 pacientes en EV que demostraron actividad cerebral, 2 mostraron leves signos de consciencia luego de un análisis comportamental posterior.

Las limitaciones del estudio son, en principio, las de todo trabajo con fMRI: la sensibilidad del aparato podría no ser suficiente como para detectar la actividad en algunos de los pacientes que no demostraron resultados. Pero también hay otras cosas a tomar en cuenta para interpretar los resultados. Tanto el EV como el EMC cambian con el tiempo y muchos de los pacientes habían sido diagnosticados hacía varios meses o incluso varios años. Los sujetos que dieron resultados positivos, podrían haber mejorado ente el diagnóstico y el estudio.

Un cerebro normal a la izquierda, el cerebro de Schiavo a la derecha. Lo negro es líquido. En cualquier caso, esta investigación es una replicación de trabajos anteriores y muestra lo que ya sabíamos: los diagnósticos no son perfectos. Según los autores, el 40% de los diagnósticos en los desórdenes de consciencia son errados. Esto no es tan sorprendente si consideramos que los métodos usados requieren traducir signos comportamentales (o la falta de ellos) a estados cerebrales.

Sin embargo, no hay que interpretar estos resultados como una invalidación de todo diagnóstico. El de Schiavo, por ejemplo, era claro y definitivo. Tampoco hay que creer que esto significa que los pacientes que dieron resultados tienen una consciencia “normal”. Puede ser que aún cuando en un escáner muestren signos de actividad, la sensación subjetiva sea inexistente o muy leve. Como dice el Dr. Novella:

Puede ser que sea un caso de una distinción sin diferencia.

Las consecuencias reales son, principalmente, de estudio y diagnóstico. Si bien un paciente pudo comunicarse, no se puede usar una máquina de fMRI para que un paciente le diga a su familia que los ama. Quizás en un futuro pueda utilizarse (si más pruebas demuestran su confiabilidad) para que los pacientes opinen sobre su cuidado médico o incluso para que puedan decidir si quieren morir. También tiene utilidad para determinar prognosis y encontrar buenos candidatos para tratamientos experimentales o estimulación cerebral. Lo que no es, bajo ningún motivo, es un argumento en contra de la eutanasia.-